Monday, April 14, 2008

charcazo

Preciso hablaba hace unos días con una amiga poeta sobre la estética aleteo de catarina de la (no solamente) lírica mexicana (incluída la narrativa). Expusimos razones por las cuales el mainstream es un estanque que la comodidad considera mar. Me dijo una frase mashupeada por ella. Es entre Heidegger y Octavio Paz para su expositura discursiva en un simposium de Paz al que fue invitada como ponente: En tiempos de indigencia la poesía -es- siempre clandestina. Otra amiga narradora, a quien respeto muchisísimo y considero marginal debido a su circunstancia creativa (ahora vive en Quintana Roo), inmaculada de una comodidad literaria, dijo: existe una enorme diferencia entre las bonitas ocurrencias y las ideas geniales, unas viven mientras el cuerpo, las otras jamás mueren. Muy calvinesca en su visión de los clásicos. Muy progre. Luego veo en un decálogo literario a Eduardo Galeano quien menciona que aquel que considere que el arte es NO social es literalmente un pendejo (parafraseo de mí). La misma amiga narradora me dijo una vez, cuando tomaba un taller donde ella era mi coordinadora, hace casi diez años: La escritura nunca será NO social porque si escribes aunque sea en un diario o con gis en una banqueta es porque esperas que alguien lo lea. Resulta una mamada decir que una escribe para sí. Incrustada en ambas ideas, sé que la marginalidad no es antónimo de lo social. Una es literatura, la otra es quien la escribe. Desde esta idea en perspectiva mi discurso se ha ido ensanchando y apenas veo como mis dedos rasguñan la ciencia literaria que aún no puedo definir. Digo, mientras se me resbala: puta, estuve a punto: apuntodeganarapuntounpunto. Y espero, con desenfado el día que por nuestro bien planetario este estanque se desborde en mares.
También en co de ideas, leí el G- (geriátrico) 70, que plausiblemente escribió Heriberto Yépez: De la cultura de elite heredó la pirámide. Aspira habitar un edificio preexistente. Publicar en sitios fundados por plumas pretéritas. Todo lo que quieren es Ser Beneficiados. Sólo critican cuando no reciben dones. No recordando que escribir es regalarlos.
No me caso con una idea, hace tiempo que el matrimonio me parece apocalíptico. Y cito a Ale Maldonado: Yo quiero una boda, no un matrimonio. Es decir, una fiesta de ideas, no pasar el resto de la vida con una que no se renueva. Estas ideas son todas y en mí van formando una sutil perspectiva para rasguñar más cerquita ese término al que los estructuralistas igual que el psicoanálisis, quisieron embotellar en una cocacola. Y aunque igual que hace tiempo creí en el socialismo como la respuesta pragmática del convivir humano, el romanticismo del arte por el arte es igual de finito a la caducidad de las flores. Y las rocas erosionan. Es decir, en este momento creo en ideas tan orgánicas que algún día sirvan de abono a las mismas plantas. O al agua de ese charco -estanque- tan cómodo.