Thursday, January 24, 2013

una lectura recomendada







ahora que la opinión general de este país ha decidido acribillar virtualmente a Florence Cassez por la resolución de “liberación inmediata” que dictó La Suprema Corte de Justicia de la Nación. Nunca es tarde para educarnos, pues aunque este libro apareció en 2009, en su versión francesa (“Peines mexicaines: Florence Cassez, Jacinta, Ignacio et les autres”, Editions Générales First), existe una traducción al español que Grijalbo publicó en 2010, bajo el título “Fábrica de culpables” (escrito en coautoría por los periodistas franceses: Alain Devalpo y Anne Vigna). En Fábrica de culpables no solamente se indaga sobre el caso Cassez, pues éste se compagina con otros dos casos repletos de irregularidades: Jacinta Marcial e Ignacio del Valle (Atenco). La investigación de los autores echa luz sobre el cutting room floor mediático que no fue transmitido en cadena nacional (ni retwitteado en Twitter ni compartido en Facebook). 



En dicha investigación no hay un juicio sobre la presunción de inocencia en cualquiera de los tres casos, sino serios cuestionamientos hacia los procesos y su presunción de culpabilidad. La siembra, el montaje, la tergiversación, el cambio de argumentos y declaraciones, las presiones y amenazas, la violación de derechos humanos y penales y un sinfín de irregularidades que no presumen la inocencia de los implicados (Cassez, Marcial y del Valle), sino la facilidad y la indiferencia con que se fabrican culpables en nuestro sistema de justicia, partiendo desde estos tres específicos casos.

Es indispensable, previo a colaborar con un juicio desde el desconocimiento (tan lugarcomunesco en nuestra idiosincrasia), leer más sobre el asunto y crear un criterio. Mi propuesta es darle una oportunidad a este libro. Y adjunto a nuestra lectura, recordar el peculiar caso de La guerra de los mundos de H. G. Wells, adaptada como radionovela por Orson Welles1. Tropicalicemos el suceso, aquí la marciana es Florence Cassez y García Luna nuestro Orson Welles, nosotros somos los radioescuchas que salimos despavoridos, histéricos, anónimos, a las virtuales calles de nuestra cómoda y supuesta banda ancha. 




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1. El 30 de octubre de 1938, una adaptación a radio de la novela, La guerra de los mundos (H.G. Wells), fue transmitida en la estación CBS (Columbia Broadcasting System), con Orson Welles como narrador. La radionovela fue transmitida como noticia real, con los sucesos narrativos en la forma de cables de último minuto que interrumpían la programación musical habitual. Pese a que al inicio de la transmisión se aclaró que la estructura narrativa que se estaría escuchando no era sino una forma innovadora de presentar la obra de ciencia ficción, quienes no escucharon la transmisión desde el inicio, pensaron que estaban siendo invadidos por naves marcianas que atacaban a las fuerzas gringas con rayos de calor y gases venenosos. La histeria colectiva no se hizo esperar y pronto una desinformada multitud de radioescuchas salieron a las calles de Nueva York, creando pánico y caos. 


 

Wednesday, January 16, 2013

[ diamela eltit ]









[no pude aguantarme. Una serie de desaforados comentarios de amor he posteado sobre Los Vigilantes, de Diamela Eltit, desde mi cuenta de Amazon. Como, desde hace meses-años, di de baja mi triste y vana vida redsocialera, vine a compartir mi personal, mi solitario drama de lectora: tengo un milkshake mexa en donde el corazón: a'í disculpe]




Monday, January 07, 2013

[ bioy casares ]





Admitimos el mundo como lo revelan nuestros sentidos. Si fuéramos daltonianos ignoraríamos algún color. Si hubiéramos nacido ciegos ignoraríamos los colores. Hay colores ultravioletas, que no percibimos. Hay silbatos que oyen los perros, inaudibles para el hombre. Si los perros hablaran, su idioma sería tal vez pobre en indicaciones visuales, pero tendría términos para denotar matices de olores, que ignoramos. Un sentido especial advierte a los peces del cambio de las presiones del agua y la presencia de rocas u otros obstáculos profundos cuando nadan en la noche. No entendemos la orientación de las aves migratorias, ni qué sentido atrae a las mariposas liberadas en puntos lejanos, en una vasta ciudad, y a las que une el amor. Todas las especies animales que aloja el mundo viven en mundos distintos. Si miramos a través del microscopio la realidad varía: desaparece el mundo conocido y este fragmento de materia, que para nuestro ojo es uno y está quieto, es plural, se mueve. No puede afirmarse que sea más verdadera una imagen que la otra; ambas son interpretaciones de máquinas parecidas, diversamente graduadas. Nuestro mundo es una síntesis que dan los sentidos, el microscopio da otra. Si cambiaran los sentidos cambiaría la imagen. Podemos describir el mundo como un conjunto de símbolos capaces de expresar cualquier cosa; con sólo alterar la graduación de nuestros sentidos, leeremos otra palabra en ese alfabeto natural.