Monday, December 31, 2012

'in girum imus nocte et consumimur igni'







Aquí mi humilde lista de canciones más escuchadas, en un mixtape. 

Que Susan Sontag disfrazada de osa y el palíndromo latino se conviertan en nuestro mantra 2013. 

Haz click en el cassette, lo hice para ti.                                                                          Feliz año.         :) 

por si acaso se acaba el mundo...








deberíamos bailar a Raffaella Carrà hoy a las 12, con la boca llena de uvas y champagne.

Y pensar en regresar al sur, para hacer bien el amor
(lo importante es que lo hagas
con quien quieras tú
y si te deja no lo pienses más
búscate otro más bueno...
¡vuélvete a enamorar!).

Wednesday, December 19, 2012

[ zadie smith ]















The autograph man. Vintage Books, 2003.


Friday, November 30, 2012

hoy, hace quince años...

foto: Robert Mapplethorpe


murió la escritora Kathy Acker, en la clínica holística American Biologics de Tijuana. Murió frente al Pacífico, del lado mexicano. Murió de un cáncer metastaseado en hígado, bazo y pulmón, le comenzó en el pecho (Due to breast cancer, the deaths of girls were occurring everywhere. Pussy, King of the Pirates).

          Tres años antes de la detección de cáncer, Kathy daba una conferencia en The New College Theater de San Francisco, en una serie de mesas titulada “In Extremis, Writing at the Century’s End”. Esta conferencia fue videograbada por S.S. Kush para sus archivos de Cloud House Poetry y la cinta de esta grabación fue transcrita por Quintan Wikswo y editada por Robert Glück. Once años después de esta conferencia y cuatro años después de la muerte de Kathy, Robert Glück (et al) publicó esta charla como texto dentro del libro “Biting the Error”. Diecinueve años después de tal suceso, y quince años después del fallecimiento de Kathy, se las comparto en español. El título de dicha intervención es homónimo al cuento de Ernest Hemingway al que alude. Ojalá mi traducción no destruya exquisitas pupilas, de todas formas, adjunto el original en inglés, en un scribd que también puede ser descargado.







LOS ASESINOS




Déjenme comenzar, ya que estamos hablando de narración, contándoles una historia. Muy simple. Mi historia comienza con mi amigo Bob Glück, que un día, érase una vez, como comienzan las estructuras en las historias, me dijo que tenía cierto hábito –un hábito para disuadir sus propios hábitos- de pedirle a sus amigos que le dieran consejos de lectura. ¿Qué debería leer él, Bob Glück? Tal vez por perfeccionarse, quizá todo lo contrario. Así que Bob Glück va con Kevin Killian, otro amigo, Kevin, ¿qué quieres que lea? Kevin responde, “Los asesinos” de Ernest Hemingway. Tras escuchar esta historia, y ya que esta es una historia, le dije, Ay, Bob, qué raro, ¿Hemingway? No es raro, respondió Bob. Todos los estudiantes de literatura de San Francisco State, aman a Hemingway
            Dos noches después de esto, tuve el siguiente sueño. Primero tengo que decirles algunos detalles sobre mi infancia para aclararles este sueño. Nunca conocí a mi padre. Pese a que estaba casado con mi madre, la dejó cuando estaba embarazada de mí de tres meses. 
            Cuando tenía veintiséis años, a causa de un accidente, rastreé a la familia de mi padre. Les escribí y me respondieron que me aceptarían en su familia y quedamos de conocernos. Pensé que iba a conocer a mi verdadero padre, pero sólo conocí a mi primo hermano. Me dijo (creo que estaba un poco loco, bueno, no loco, sino excéntrico, porque la gente rica nunca está loca) que quizá no debía conocer a mi padre. ¿Por qué? Porque mi padre mató a alguien que se estaba metiendo en su yate. Tras permanecer seis meses en un manicomio, el Estado le perdonó los cargos de homicidio. Entonces mi padre desapareció. Nadie sabía dónde estaba, dijo el primo. Así es que abandoné la búsqueda de mi padre, mi vida, en ese momento, ya era suficientemente difícil y este nuevo lío no valía la pena. 
Cuando tenía treinta, mi madre se suicidó. 
Suficiente de mi infancia. 
            Tuve el siguiente sueño: soñé que estaba buscando a mi verdadero padre. En mi sueño, yo sabía que esto era tonto porque mi padre estaba muerto. Ya que yo no soy tonta, yo, o la soñante, pensó que debería intentar encontrar a mi padre y así poder escaparme de esa casa regenteada por una mujer. Fui con un detective privado. Me llamó, “dama”. 
            El detective privado, que puede ser un amigo, me dice que mi caso es fácil. Me gusta ser fácil. Comenzamos nuestra búsqueda. Acorde a sus instrucciones, le cuento a mi investigador privado todo lo que sé de mi misterio. Me toma varios días relatarle todos los detalles. Era verano en Dallas. Todo era amarillo. No recordaba nada de este primer periodo de mi vida, de mi infancia. Después de este no-recordar, recordé joyas. Tan pronto como mi madre murió, un joyero se abrió. El joyero, con una sola división, tenía interiores de terciopelo rojo. Tal vez estaba soñando con la panocha de mi madre. Recibo una joya color verde. No sé en dónde está esa joya ahora. No tengo idea de lo que le pasó. Este es el misterio del que estoy hablando. 
            El investigador privado prosigue con mi asunto. Tras un par de días, viene con el nombre de mi padre: Olen. Este nombre no significa nada para mí.
Olen, el nombre de tu padre es Olen. Además, tu padre mató a tu madre. 
            Pienso, por no decir pensé, que es posible. El detective continúa dándome detalles de mi padre. Es de Iowa y de sangre danesa. Todo esto puede ser cierto, porque, ¿cómo podría yo saber si es o no verdad? 
            Cuando desperté de este sueño, recordé detalles sobre el suicidio de mi madre. Se mató ocho días antes de navidad. Una nota con su puño y letra estaba tendida junto a su cuerpo muerto, decía que su perro poodle blanco estaba con tal y cual veterinario. Nada más. Pero a pesar de la nota, los policías estaban convencidos de que mi madre había sido asesinada por un hombre cuyo nombre ignoraban. No obstante, era navidad y no habría investigación policíaca porque los policías querían regresar a sus casas, a la calidez navideña y las fiestas. 
            Por primera vez en toda mi vida, tuve el siguiente pensamiento. Mi padre pudo matar a mi madre. Después de todo, ¿qué si mi verdadero padre está loco? En ese momento, me aterroricé. Si mi padre había matado a mi madre, ahora podía estar planeando matarme a mí. 
            La semana pasada estaba de gira y me encontraba en una presentación en Roanoke, Virginia, en donde conocí a este absolutamente maravilloso escritor, Richard Dillard, Richard me dijo que cuando era jovencito, tuvo su primer encuentro con un hombre durante una puesta en escena de “Los Asesinos”, en el teatro local de Roanoke.
Fin de la historia. 
            También debo mencionar que en “Los Asesinos”, el nombre del sueco que será masacrado por los asesinos, es Olen. 
            Ahora, ¿es esto que les acabo de decir una historia? Desde luego es narrativa, ¿verdad? Y cada incidente, en realidad sucedió. Así es, fue real. Pero, ¿una historia? Las historias son sobre algo. Y lo que les acabo de decir no es sobre nada. Ni siquiera sobre mí. Una historia, sabes que una historia tiene que ver con el realismo y lo que les acabo de contar, aunque cada pedacito fue real u ocurrió, no tiene nada que ver con el realismo. 
        Escuchen otra voz mientras continuamos en nuestra búsqueda del tesoro, o de la narración. La voz de Julio Cortázar.
Casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico por falta de mejor nombre, y se oponen a ese falso realismo que consiste en creer que todas las cosas pueden describirse y explicarse como lo daba por sentado el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII, es decir, dentro de un mundo regido más o menos armoniosamente por un sistema de leyes, de principios, de relaciones de causa y efecto, de psicologías definidas, de geografías bien cartografiadas […] Ese adorable orden mundial –que gobernó armoniosamente con todos sus principios- sabemos que ya ha terminado.

            Muy bien, un poco más sobre realismo. Richard Dillard llama, correctamente, “reductiva” a esta estructura narrativa llamada realismo. 
            Pero, ¿no era ésta la historia central de la ficción realista del siglo XIX?, exclama en su reseña de la maravillosa novela “Poor Things” de Alasdair Gray. La historia central de la ficción realista: nacemos, nos deformamos por herencia biológica, por fuerzas económicas más allá de nuestro control y nuestros prejuicios culturales, más allá de nuestro reconocimiento, y finalmente morimos con nuestros sueños fallidos sobre nuestros labios secos.
Realismo: reductivo y deshumanizante.
     Hay otro orden, dice Cortázar, más secreto y menos comunicable. Que el verdadero estudio de la realidad no reside en las leyes sino en las excepciones a esas leyes, que han sido algunos de los principios orientadores de mi búsqueda personal de una literatura al margen de todo realismo demasiado ingenuo.
            Ahora, regresemos a la narración que les conté. Ni siquiera puedo decir de qué va: la conversación de Bob Glück, mi sueño sobre mi verdadero padre, el recuerdo de Richard Dillard. ¿Dónde, en esta narración, permanece lo real? Permanece en las conexiones entre estos tres segmentos, en las conexiones entre los eventos “reales” y los huecos, los silencios. En los descensos. ¿Descensos de qué?
            En “Moby Dick”, Melville, habla de la realidad como los intersticios mediante los cuales caemos. Hay otra forma, una forma más profunda de poner esto, de proceder en nuestra búsqueda del tesoro. Estos intersticios pueden llamarse caos, o lugares donde el lenguaje no puede ser, o muerte. Cuando cuentan historias, los humanos, intentan apegarse a un sentido. Yo creo que la narración o la narrativa que intenta encontrar lo real, negocia entre dos órdenes de tiempo: el tiempo del reloj y el caos. Debo decir que entre más lo pienso, más creo que la escritura es sobre el tiempo. El escritor juega –cuándo estructurar la narrativa, cuándo la narrativa se estructura a sí misma- con la vida y la muerte. Él o ella, maniobran entre el orden y el desorden, entre el sentido y el sinsentido y eso es hacer literatura. 
            No obstante, en la escritura narrativa, estos movimientos entre el tiempo del reloj y el caos, son más complejos. Para empezar, consideremos un aspecto del tiempo en la novela: el tiempo que toma escribir una novela. Una novela es una gran cosa. Usualmente toma, por lo menos, un año y, a menudo, varios años. Durante ese tiempo, la vida del escritor cambia. Entonces, ahí permanece ese tiempo, todos los cambios verdaderos por los que el escritor ha ido atravesando –el tiempo que le toma escribir la novela. 
            Toma tiempo leer una novela. Una novela es algo que muy raras veces lees de una sola sentada. Entonces, ese tiempo se incorpora en los recuerdos del lector, todos los intersticios, el lapso de tiempo entre lecturas, todos esos regresos a partes iniciales de la novela, etc. Finalmente: el tiempo ficticio. El tiempo dentro de la historia o de la narración. Hasta en “Rayuela” hay un tiempo ficticio. En este sentido, estructuralmente, una novela es una triada de tiempo. 
            Quiero, rápidamente, considerar de nuevo el realismo. Dentro del reino del realismo, yace la suposición de que el lenguaje refleja todo lo que no es lenguaje, ¿verdad? De eso se trata la narrativa: decir qué es o qué debe ser verdad. La narrativa refleja la realidad. 
            ¿Necesito decir: ¡qué simple!? Quiero preguntar, ¿por qué nos molestamos en ser tan simples? ¿Por qué molestar con la mentira del realismo? ¿Por qué ser tan miserables, tan reductivos, cuando podemos jugar? Si voy a contarles lo que es el realismo por reflejarlo, por contarles una historia que exprese la realidad, estoy intentando decirles cómo son las cosas. Dejándolos ver a través de mis propios ojos, les doy mi perspectiva moral y política. En otras palabras, el realismo es un simple método de control. El realismo no quiere negociar, profundizar, ni siquiera saber del caos o del cuerpo o de la muerte, porque aquellos que practican el realismo quieren limitar las percepciones de sus lectores a una realidad céntrica –que en esta sociedad siempre es falocéntrica. Soy el elegido, dice el escritor de realismo. Yo te estoy contando la realidad. Tengo esta misma discrepancia sobre el reducir cualquier cosa a una sola identidad. 
            En otras palabras, detrás de cada problemática literaria o cultural, yace lo político, el reino del poder político. No hay torres de marfil. El deseo de jugar, de hacer que las estructuras literarias jueguen en y con lo desconocido o con los reinos incognoscibles, esos de riesgo y muerte y carencia del lenguaje, son el deseo de vivir en un mundo expuesto y peligroso, ilimitado. Jugar, entonces, con ambos, estructura y contenido, es el deseo de vivir en el asombro.




Monday, November 19, 2012

AMF 2012







Apenas regresé a la ciudad para darme cuenta de que en unos días se llevaría a cabo el festival de música independiente All my friends, en Tijuana. No contaba con boleto, así que me avoqué a investigar la manera de asegurar mi entrada. Primero en el sitio del festival, que presentaba fallas al indicarme en cada intento, que mi sesión de compra había expirado. Y tras los fallidos intentos, contacté a mi amiga Meli (que tampoco pudo comprarlo en línea) para preguntarle y de una vez acoplarme con ella como su concertmate. Meli tuvo que ir a comprarlos a la sede del festival (La Casa de la Cultura de Tijuana), ya que no hubo de otra, era eso o aventurarnos a ver si conseguíamos entrada poco antes de que comenzara. Ambas teníamos la expectativa de asegurar nuestra entrada a la sección de Teatro, ella quería ver algunas bandas anunciadas en ese lineup y yo, que no conocía salvo a un muy mínimo porcentaje de las agrupaciones, estaba interesada en escuchar a Chelsea Wolfe, que se presentaría en esa misma sección, cuyo costo era de $200.00 mxn. Los costos para cada sección eran bastante ambiguos, así como la posibilidad de asegurar la entrada a éstas. No nos quedaba muy claro a qué podríamos acceder con nuestro pase, sin embargo esto no fue motivo para mermar la emoción de una tarde-noche de música. Además, justificábamos las fallas en la organización, pues ésta es apenas la tercera emisión de All my friends music festival, y la primera vez que el evento fue masivo, abriendo la entrada a una mayor audiencia y transgrediendo las fronteras regionales. 


La noche transcurrió en el ir de un escenario a otro para conocer nuevas propuestas y apoyar a las bandas conocidas, saludar a algunos amigos de pasadita, sentarse con otros a beber una cerveza, revisar el cronograma y el reloj para decidir si ir a escuchar a éste o aquél, comer algo mientras te encaminas rumbo la siguiente sección, cambiar de idea porque resultó que al pasar por un escenario, una banda que en tu vida hacías, robó tu atención y te quedaste entre la multitud, emocionada por ese sonoro descubrimiento, preguntar: ¿quiénes son estos, de dónde son, tienen disco?… Escuchar los consejos de tus amigos, sobre lo imprescindible de tal o cual banda. De todas las que tuve oportunidad de escuchar, éstas fueron las que llamaron mi atención.



Belafonte.
Tijuana
Instrumental noise pop. Me quedé a escucharlos por recomendación de Meli y Rafa, me gustaron, aunque luego no encontré mucha información sobre ellos, ni un sitio donde escuchar su música. 



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Tropical Popsicle
San Diego
Cold wave garage psych rock tropical. Llamó mi atención la voz niurra del vocalista y que, aunque se jactan de ser tropical, la verdad es que están más en el lado del goth synth.
TROPICAL POPSICLE--Universe of God Shadow by Volar Records




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Pangea
Los Ángeles
Garage punk. Esta banda, una de mis serendipias. No iba a quedarme a escucharlos pero su soundcheck fue bastante desenfadado y a la primera canción, me acerqué porque su sonido me recordó un poco de ese garage noventero de sutiles coqueteos con el surf, el punk y el metal.





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Maniquí Lazer
Mexicali
Punk lazer. Una de las recomendaciones de bandas imprescindibles en la escena regional. El consejo no fue errado, me gustaron un chingo. Pero mucho.








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San Pedro el Cortéz
Tijuana
Psycho garage. A los SPEC ya había tenido otras oportunidades de escucharlos en vivo y siempre es un gusto esa desmitificación de que Tijuana sólo es buena cuando hace música con Macs y lucecitas llamativas. Nel. Aquí está San Pedro el Cortéz para muestra.






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Chelsea Wolfe
Sacramento-Los Ángeles
Experimental gothic folk ethereal. El nombre de la banda es el epónimo de su vocalista. Tuve oportunidad de escucharlos tras su segundo disco, Apokalypsis, con el que me quedé encantada. Escuchar a Chelsea Wolfe en vivo fue una de las causas que me impulsaron a asistir al AMF. Y superaron mis expectativas. Con ellos decidí cerrar la noche e irme a casa. No podía, no quería escuchar nada más después de las epifanías que fueron cayendo una a una en su presentación.

Aquí mi canción favorita del "Apokalypsis", Mer, en su versión de estudio y el en vivo en AMF:



  


Tuesday, November 06, 2012

Thursday, November 01, 2012

[ josefina vicens ]








Mi mano no termina en los dedos: la vida, la circulación, la sangre, se prolongan hasta el punto de mi pluma. En la frente siento un golpe caliente y acompasado. Por todo el cuerpo, desde que me preparo a escribir, se me esparce una alegría urgente. Me pertenezco todo, me uso todo; no hay un átomo de mí que no esté conmigo, sabiendo, sintiendo la inminencia de la primera palabra.















Wednesday, October 24, 2012

reynosa_cariñita


[chicha chicana noise]


tengo más de un mes cantando este cover chicho, Cariñita (original de Los Hijos del Sol), y no me canso. Las Reynosa han sido uno de esos accidentales descubrimientos para celebrarse en repeat.

Este es su bandcamp y puedes descargarte 3 canciones gratis. Reynosa es Fabiola Reyna y Ana Margarita Briseño. Y aquí Caballeras, caballeras...


Tuesday, October 16, 2012

[ aristóteles ]








Hay algunas mujeres que padecen cierta afección que a continuación describiremos y que se llama quedar embarazada del viento [...] Se atribuye esta enfermedad a la intervención divina.















Wednesday, October 10, 2012

[ barbara kruger ]













sentencia visualizada @ Bye Bye American pie

Monday, September 24, 2012

Let them talk




De las cosas más hermosas que le han sucedido al final de este verano 2012. Agent Ribbons sorprendió con un EP inesperado, previo al prometido álbum que llegará en 2013. Let them talk, contiene cinco sencillos independientes, eclécticos e igual de impredecibles que la salida de este EP. 

Let them talk cuesta 5 dólares ($65 mxn), a dólar la rola y puedes adquirirlo pulsando aquí. Vale infinitamente la pena, estas morras son de las entidades más exquisitas que ha generado el mundo de la música independiente. Además, Agent Ribbons no es sólo una banda hip de art&craft rock victoriano con guitarra y batería, es un club en una casita del árbol cuyas miembras son soñadoras posfeministas intentando encontrar su lugar en el universo de las causas [sic]. No esperen algo jipioso o pachamamesco, tampoco reivindicadores y explícitos mensajes, guitarras acústicas o jueguitos sesenteros del lenguaje para demostrar la inteligencia mujerista. Esto es (como diría Richard Foreman sobre leer a Kathy Acker) jugar inteligentemente a la bebeleche.


Family haircut es el sencillo con el que han decidido presentar este regalo para iniciar el otoño.  El video fue dirigido por la artista Melissa Cha.



Thursday, September 20, 2012

The king is dead, long live The Pale King





La semana pasada se cumplieron cuatro años de la muerte de David Foster Wallace. El 12 de septiembre de 2008, Wallace, decidió terminar con su vida en su casa de Claremont, CA., tras meses de sufrir la más severa de sus depresiones. 

Después de su muerte, Karen Green, su esposa, y Bonnie Nadell, quien fuera su agente literaria, encontraron un manuscrito inacabado1 (que tenía la leyenda: ¿Para el adelanto de LB? –Little, Brown & Company, su editorial) y algunos archivos sueltos en su computadora, que parecían pertenecer al mismo manuscrito. The Pale King era el título tentativo de la obra inconclusa, a la que Wallace se refería como “the big thing”. Tras el hallazgo, llamaron a Michael Pietsch, editor de Little, Brown & Company, quien voló inmediatamente a California para regresar a Nueva York con el caótico manuscrito y la bibliografía que Wallace utilizara de abrevadero en su escritura. Pietsch, que conocía la escritura de Wallace, pues en anteriores trabajos había fungido como su editor, hizo una tarea casi paleográfica, detectivesca, de repaso, investigación, revisión, edición y reescritura (en la que asegura fue lo más respetuoso posible del estilo, tanto, que se permitió dejar algunos detalles de continuidad, por no saber si éstos fueron descuidos o intencionalidades) de la obra. (Cuando Karen Green le entregó el manuscrito, los discos floppy, usb, libretas, apuntes, libros y otros documentos que pudieran guiarlo en su tarea, se despidió de Pietsche con un Have a nice divorce, a manera de broma, por todo el tiempo que le llevaría hacer el rompecabezas de la novela.) Un par de años después de haber iniciado dicha tarea, se anunciaba la próxima publicación de una obra póstuma de David Foster Wallace. The Pale King, vio, oficialmente, la luz, en abril de 2011. 

 La novela causó una gran expectativa entre los antiguos y los más recientes lectores de David Foster Wallace (como era de esperarse, con la noticia de su muerte, llegaron también nuevos lectores y, con la nueva demanda, la reimpresión de sus obras). La novela fue bien recibida por los lectores y la crítica, aunque, invariablemente, las favorecedoras y/o halagadoras opiniones, partieran de la premisa de una obra inconclusa. Es decir, la novela fue medida con la vara de un documento cuya riqueza permanece en el hecho de su interrupción, una obra negra de la que se especula una hermosa arquitectura de haber sido terminada. En menor medida, también hubo crítica no favorecedora, de la que percibí dos variantes: por un lado estaban los que jamás habían leído la obra de Wallace y se aventuraron con The Pale King como la primera cosa en el universo del autor, arguyendo, las más de las veces, que era una novela aburrida, sin pies ni cabeza, hermética, lenta, etcétera (y claro, el mundo lector está en su derecho de elegir lo que se le pegue la gana en orden de sus lecturas, pero yo soy más de la creencia de que para disfrutar ciertas cosas, hay que entenderlas, qué sentido tendría si el quehacer lector fuera involutivo); por otro, la crítica informal (en contextos casuales, donde no hay rigurosamente un análisis, sino fraseo aleatorio) de otros autores o gente del medio literario en los Estados Unidos, que terminaban no hablando de la obra en sí, sino de la persona que el autor había sido mientras aún respiraba; el recelo y la sospecha prejuiciosa de que una persona mamona no puede ser un buen escritor (¿_? R= Sí) (La última fue la de Bret Easton Ellis en Twitter, que no va hacia de The Pale King, sino hacia Wallace y Every Love Story Is a Ghost Story, la biografía de David Foster Wallace, escrita por DT Max. Entre otros muchos tweets sobre David Foster Wallace, Ellis dice, en menos de 140 caracteres: “…David Foster Wallace, el escritor más tedioso, sobrevalorado, atormentado y pretencioso de mi generación” // 6 de septiembre de 2012, 01:59 A.M.). Sí, aún hay quienes confunden la buena literatura con las buenas intenciones, y viceversa. 

 Tuve (¿tengo?) una relación en extremo sensitiva con la ¿novela? Primero, y aquí va una confesión, me negué a leerla. Desde que me enteré que sería publicada, no tuve intenciones de buscarla entre las novedades: algún día, pensé. Y ese día llegó, un año después; me la encontré en una circunstancia no rara, pero sí simbólica: hacía fila en una caja para pagar otro libro. Y ahí estaba, y era El rey pálido, así, en español, con traducción de Javier Calvo y en Mondadori. Era mi cumpleaños 30. Estaba sola. Mi autofestejo sería ir y comprar algún libro, regalarme algo, un trofeo por mi treinta aniversario. Después de hojear algunas cosas, me decidí por un libro, uno solo. Y ya en la fila para pagar, vi que la persona delante de mí, soltó un libro que al final resolvió no comprar. Lo dejó aleatoriamente sobre una torre de superación personal. Leí, fotográficamente, el título y, más conscientemente, el nombre del autor. La ironía de los objetos sin sujetos. Empecé a ojearlo en la fila y sólo me desensimismó el saludo de la cajera y su ¿ése también? Y le dije que sí. Era mi cumpleaños. Tardé una semana en decidirme a leerlo. Coqueteaba, lispectorianamente, con la idea de postergarlo para una ocasión especial, pues siempre he disfrutado los libros de David Foster Wallace (y aquí léase “disfrutado” con ánimos objetivos, no que la escritura del autor sea un masajito de pies), pero me ganaron la curiosidad y el hedonismo. Bad Idea!

 Comencé la novela con el mismo prejuicio de la obra negra que pudo haberse convertido en un hermoso edificio. Un "lo que pudo ser". Quise estar al pendiente, pretenciosamente alerta de encontrar rasgos, guiños, estilos, focos, referencias… qué de nuevo… qué de distinto. Pero prontamente olvidé la frivolidad del marcatextos para resbalarme en el bucle de su narrativa. Esa espiral que atenta la gravedad y sube, solamente para caer con más fuerza, más profundamente. Eso que ya había olvidado, la terrible sensación que me da leer a David Foster Wallace. Y esta novela es, precisamente, su obra más depresiva, una deconstrucción de la tristeza, el pesimismo es un iceberg y aquí es lo que hay debajo. 

 Hace años, aprendí de Wallace, el término exformation (que él aprendió de Tor Nørretranders), en un ensayo sobre Kafka2, en el que sentenciaba que la prosística de Kafka es subarquetípica y exformativa (algo así como el artificio de protosensaciones, acción-reacción primitiva, una arqueología de los primeros temores, sorpresas, dolores, lo que yace debajo, previo a todas las capas semánticas que hemos ido adquiriendo). El ensayo, tiene como causa, enseñar a leer a Kafka, leerlo de otra manera. En ese entonces tuve la idea de proponer La Metamorfosis como lectura obligatoria en una prepa con alumnos que nunca en su vida habían leído un libro completo; mi objetivo era que cualquier persona que hubiese tomado mi clase de "Introducción a la literatura", pudiera no sólo jactarse de haber leído tal obra, sino tener herramientas de análisis para hablar de la misma, aplicarla en analogías situacionales de la vida propia, enamorarse de Kafka y buscar el resto de su obra no por obligación, sino como el inicio de un gusto adquirido. Mientras yo explicaba la exformación con un monito parado sobre un suelo que simula ser la información y debajo de ese suelo las capas exformativas que permiten que ese suelo informativo sea semánticamente sustentable, David Foster Wallace se colgaba en el patio de su casa. No sé si yo encontré la exformación kafkiana que explicaba, pero fingí que sí, después de todo, cualquier cosecha es posible en los fértiles campos semánticos. Lo que sí encontré fue que esa exformación kafkiana, que Wallace afirmaba con apostura, era algo que él mismo aplicaba a su propia obra. Es decir, no sé si la obra de Kafka es exformativa y arquetípica, pero la obra de Wallace sí lo es. El ejemplo es que me faltan palabras para analizar, para cotejar, decir porqué me deprimió tanto, tanto que la abandoné. Fue una cuestión de salud. El rey pálido me causaba un efecto físico de pesadumbre en el que los momentos divertidos, sarcásticos de la obra, no contrarrestaban la tristeza. Y no exagero, sólo estoy siendo subjetiva. Leer El Rey Pálido fue un doppler, no un libro que se cierra para continuar con las actividades de la vida, es una novela para vivir con ella hasta que se llega a la última página, ya cuando ha modificado la información de las células. Por eso tuve que retomarla con las debidas precauciones, aunque predispuesta a que algo (o mucho) dentro de mí, ya no volvería a su formato original. 

 La novela es, a primera leída, la historia de cinco personajes, cuyo común cronotópico es llegar a su primer día de trabajo en el Servicio de Impuestos Internos, en la Agencia Federal de Recaudación Fiscal de los Estados Unidos3. Conforme avanzamos, sabremos que la historia está siendo escrita-narrada por un ex-empleado de la Agencia, y pretende ser una meta-memoria de aquellos días de trabajo. David Wallace4 es el narrador omnisciente, que en ocasiones se convierte en actante secundario, en otras es personaje principal y las veces que se reconoce a sí mismo como el escritor de la historia, es un narrador metadiegético que utiliza notas al pie de página, cuyas funciones son la oración subordinada, el entre paréntesis freestyle y la digresión orgánica que simula crecer fuera de la historia “verdadera” (ecstatic truth ÷ accountant’s truth). En los primeros ¿capítulos?, la intencionalidad polifónica está bien definida, después, el mismo narrador metadiegético, advierte que dejará de “definirnos” las fronteras fónicas, pues ya familiarizados con la obra, esta aclaración será redundante; lo que sigue a esta aclaración, será una mezcla de voces y una intermitente intromisión del narrador metadiegético que imposta notas, desdibujando las fronteras fónicas, caotizando, sutilmente, las otras voces. 

El Rey Pálido es una autopsia del aburrimiento, su deconstrucción, entender la raíz y la lija cultural-lingüística que lo ha ido convencionalizando; el aburrimiento que dejó de ser una sensación pasiva para convertirse en un ente activo, un enemigo, un peligro, una temida enfermedad, el principio de la tristeza. (Ab [sin] horrere [horror].) 

Para mí, por lo menos de forma retrospectiva, la pregunta interesante de verdad es por qué el tedio resulta ser un impedimento tan poderoso para la atención. Por qué nos apartamos instintivamente de lo aburrido. Tal vez sea porque el aburrimiento es intrínsecamente doloroso; tal vez sea de ahí de donde vienen expresiones como “aburrimiento atroz” o “aburrimiento mortal”. Pero puede que haya más. Puede que el aburrimiento esté asociado con el dolor psíquico porque algo resulta aburrido u opaco no consigue suministrar el bastante estímulo como para distraer a la gente de otra clase más profunda de dolor que está siempre presente, aunque solamente sea un nivel ambiental muy bajo, y que la mayoría de nosotros nos pasamos casi todo nuestro tiempo y energía intentando distraernos para no sentir, o por lo menos para no sentirlo de forma directa o con toda nuestra atención. Cierto, todo esto es bastante confuso, y cuesta hablar de ello en abstracto… pero está claro que tiene que haber algo detrás no solamente del hecho de que haya hilo musical en los lugares aburridos o tediosos, sino de que hayan puesto hasta televisión en las salas de espera, junto a las cajas de los supermercados, en las puertas de embarque de los aeropuertos o en los asientos traseros de los coches todoterreno. Walkmans, iPods, Blackberrys y teléfonos móviles que se ajustan a la cabeza. El terror al silencio carente de distracciones. No se me ocurre nadie que hoy en día crea realmente que la supuesta “sociedad de la información” actual sea una simple cuestión de información. Todo el mundo sabe que en el fondo hay algo más.5


Las especulaciones del narrador metadiegético, David Wallace, van con rumbo a la sospecha, casi paranoica, orwelliana, de que todo está diseñado hegemónicamente para ser un distractor, el temor instintivo versus el temor adquirido. El aburrimiento es una amenaza para la adaptación y sólo unos cuantos lograrán sortearlo sin aditamentos distractores, enfocándose en las cosas que son, aparentemente, importantes y sustanciales para la vida. Es un empleo aburrido el de sus personajes, oompa loompas de la fiscalía, navegan en las aguas de las cifras, en las cantidades de consumo y producción: la energía y su combustible para que el proyecto humano se siga llevando a cabo. Tememos al aburrimiento, eso es de facto. Los procesos burocráticos están diseñados para ser tediosos, para temerles, para no querer entrar en ellos, para mantenernos alejados de entenderlos. Y a este temor es a lo que se dedican los de El Rey Pálido. Pero ¿qué los llevó hasta ahí? Las circunstancias analépticas que los condujeron a tal oficio, se compaginan con los capítulos del presente narrativo de la historia y el presente metadiegético del autobiógrafo. Controlfreaks, weirdos, huérfanos, adolescentes problemáticos, depresivos, médiums reprimidos: un catálogo de la infancia justifica el devenir de este oficio: del aburrimiento: de la novela. Hay algo sumamente irónico que llamó mi atención, y es que deconstruir y escribir sobre el aburrimiento no sea aburrido sino contemplativo. Hay, claramente, una intención de narrar la estética del aburrimiento, de representar lo aburrido a la velocidad del aburrimiento pero deconstruyendo esquemas, excarvando la exformación y haciendo a un lado los escombros prejuiciosos, semiológicos del concepto aburrimiento: una gota de agua sobre el cristal, solitaria, resbala y se estanca; espera… inexorablemente engorda cuando es alcanzada por los hilos de su rastro; parece que va a reventar pero se mantiene estática, con posibilidad de disminuir por evaporación o de traspasar las fronteras del cristal con una casi invisible condensación. Pero súbitamente resbala, un poco, rápidamente y lo hace tan rápido que nos cuestionamos si en realidad se movió o  si fue una alucinación efectuada por el deseo. La gota en su verticalidad, con su nobleza de líquido dispuesto a modificar sus formas según lo que la contenga. Esférica el agua, al centro el mundo al revés, otra perspectiva, casi nada es afuera de itinerar en su dentro; una esperada sorpresa es de pronto que caiga y explote en un mínimo charco: perímetro brillante que ahora refleja su origen de techo. Por la contemplación de la gota, sabemos que, inevitablemente, la gravidez (y 9.81 m/s2 es su exformación). Hemos saltado la ola de aburrimiento y ha sido maravilloso y estamos del otro lado y probablemente lo hayamos disfrutado, tanto, que quizá regresemos al mundo de las distracciones para repetir la sensación, esa experiencia de las antinomias. Así siento al leerlo.



¿Es ésta una novela, o un documento cuyo valor permanece en el motivo de su interrupción? ¿o en el renombre de su autor? ¿o en la tarea casi paleográfica de editarla? Piestch, sentencia en su prólogo a la obra, que la novela no sería la misma de haber seguido vivo David Foster Wallace. Es redundante que lo diga. A mí no me parece que sea la cúspide en la obra del autor, pero es una parte importante de su cosmogonía literaria. Al leerla no pude evitar hacer relaciones con sus otros trabajos: Infinite Jest (novela), Oblivion (relatos) y A Supposedly Fun Thing I'll Never Do Again (ensayo). Esta relación es tan estrecha que casi me atrevo a pensar que pudieran ser uno solo. Escuché por ahí, luego de especular, que uno de los relatos de Oblivion, Incarnations of burned children, fue, inicialmente, un capítulo de The Pale King. Lo que me hizo pensar que no estoy muy errada en esa comparación. Había una constelación gestándose. Por eso creo que es importante leer estas tres obras, previo a aventurarnos con The Pale King, mas cada quien puede hacer lo que le venga en gana, es sólo una sugerencia. Es decir, "mi sugerencia" no es que la novela sea ilegible sin el previo conocimiento de estas tres obras, tiene que ver más con el nivel de disfrute (y aquí vuélvase a leer "disfrute" con ánimos objetivos), de la relación que iremos generando con el autor. Como obra independiente, considero que su valor va más allá de la obra negra, del morbo en la forma de su interrupción. Pietsch hizo un buen trabajo. No creo que ésta sea una obra inconclusa, que deba leerse como tal, es más una versión de la última novela de David Foster Wallace. No lo que pudo ser, sino lo que es, así, sin justificaciones. Y funciona, a mí no me tuvo saltando de carcajadas, estuve consternada, triste, abatida y otros mil sinónimos que den idea del impacto. Y no es que sea una obra explícitamente triste, es, exformativamente, desgarradora, lo que en mi mundo significa que es una muy buena novela. Y nada más.


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1 David Foster Wallace trabajó en The Pale King durante diez años, comenzó a escribirla luego de publicar The Infinite Jest. Mientras la escritura de la novela sucedía, escribió y publicó otros libros. 
2 El ensayo se titula Some remarks on Kafka's funniness y es parte del libro Consider the lobster and other essays. Puede leerse en línea.
3 La agencia se encuentra en Peoria, Illinois.
4 En la novela nos enteramos que un David Wallace decide comenzar a utilizar su segundo nombre, Foster, a partir de un malentendido con un homónimo de mayor rango, que comienza a trabajar en la agencia el mismo día que él. De ahora en adelante será David Foster Wallace.
5 Wallace, David Foster. El Rey Pálido. Argentina: Editorial Mondadori, 2012.

Saturday, September 01, 2012

[ f. bernardino de sahagún ]







La mujer que tiene dos sexos, o la que tiene natura de hombre y natura de mujer, la cual se llama hermafrodita, es mujer monstruosa, la cual tiene supinos, y tiene muchas amigas y criadas, y tiene gentil cuerpo como hombre, anda y habla como varón y vellosa; usa de entrambas naturas; suele ser enemiga de los hombres porque usa del sexo masculino. 














Historia general de las cosas de Nueva España. Libro X, Capítulo XV: "De muchas maneras de malas mujeres (6.- De la hermafrodita)".


Saturday, August 18, 2012

Anna Joy Springer & Janice Lee @TJ [NW x SW book tour]






En la penúltima parada de su booktour, Anna Joy Springer y Janice Lee, estarán visitando El Grafógrafo, en Tijuana. La lectura será bilingüe y tendré el honor de hacer la parte en español de algunos fragmentos de sus novelas, Daughter (Janice Lee) y The Vicious Red Relic, Love (Anna Joy Springer), ambos publicados en la editorial Jaded Ibis Productions. Acómpañenos hoy sábado 18 de agosto en El Grafógrafo, en punto de las 18:00 hrs.





El Grafógrafo (libros y café) está ubicado en el Pasaje Rodríguez, en Av. Revolución entre calles 3ra. y 4ta. Tel. 215 1636. elgrafografo@gmail.com

Sunday, August 12, 2012

[ virginia woolf ]






El amor era, sobre todo, olor; la forma y el color eran también olor; la música, la arquitectura, la ley, la política, la ciencia eran olor.









Flush. UK: Hogarth Press, 1933.