Tuesday, January 24, 2017

Romam Vado Iterum Crucifigi (o épica de la desgracia en VHS)





—I like to remember things my own way [...] Not necessarily the way they happened.

Fred Madison en “Lost Highway” (David Lynch, 1997).




Este recuerdo no es la reinterpretación de un suceso concreto, sino la memoria de imágenes dadas por una película casera: horizontales líneas de ruido blanco superpuestas en el origen. Pese al deterioro de la cinta, en la pantalla se percibe un día soleado. No, no son brillantes colores los que delatan el estado climatológico, son los gestos de una muchedumbre exhausta que improvisa sombrillas con lo que tiene a la mano. Y algunos en la mano tienen vasos de coca con hielos, bolsas de papas fritas curtidas de limón y salsa, rebanadas de frutas con chile en polvo; y es probable que entre estas manos haya alguna que sostenga una furtiva cerveza envuelta en papel periódico. Es probable, pero esto no podría constatarse en el video, sólo en la conjetura que de él hace la memoria. Incluso, si el recuerdo tuviera mejor definición, podríamos especular pretensiones de huída ante el retraso del evento. La espera ha sido sólo unos minutos pero el sol sobre la piel traduce horas. La multitud está ansiosa y expectante, lentamente cocinándose en sus jugos para ver el espectáculo. Aunque ya sepan de qué va, aunque se haya repetido cada año. Cada año la rutina de aguardar pacientemente, sentados en las hieleras, en los cofres de sus carros, mientras la lixiviación del chile en polvo al contacto con la humedad de las frutas sucede... [continuar leyendo]












En el #200 de la Revista Punto de Partida, Joel Flores hizo una compilación a la que tituló Diez cuentos de narradores nacidos durante la década de los ochenta; en dicho número aparece una de mis épicas de la desgracia en VHS: Romam Vado Iterum Crucifigi (aka Domine, Quo Vadis?), entre un catálogo de cuentistas mexicanos ochenteros. El número fue ilustrado por el talentoso artista visual Santiago Robles. Give it a try! :)