Sunday, January 20, 2008



En un jardín acuático estaba la anemona junto con otras decenas. Puse mi dedo en su medio para sentir una pequeña succión. El cierre de los pétalos marinos. Bañé anemonas. Sentí sus tibios movimientos anemónicos. Percibí sus existencias en las yemas de mis dedos.




La estrella estaba pegada a la piedra. La quinta punta caída: dormida. La textura de reptil. Dinosáurica rósacea porosa respira. Quería llevarla conmigo siempre, quizá en la bolsa del pantalón. Pero ya sé que las cosas del mar, si las alejas de él se secan.