La casa sin mesa sin libros sinropasin trastes. El refri resuena en la acústica del recovéco, de las paredes con sus esquinas vacías; la pintura resguardada por los cuadros, posters, libreros, macetas: puras sombras fosilizadas y acrílicas. No tengo nostalgia. Pero escuchar a Nouvelle Vague y tomar jugo de manzana en una sala sin nada (con sólo su nombre de sala), me inflaman el pensar de todos estos justos momentos(: sentada en el piso de una sala sin nada, tomando jugo de manzana y escuchando Dead Kennedys versión bossanova [too drunk to fuck]) que tendré para el futuro.
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No es la primera y ojalá no sea la última -me respondo como borracha de barra a mesera cuestionante.

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