Monday, February 01, 2010

good good things happen in bad towns: runaway

estábamos ahí. en una ciudad que no es más mi campo semántico. tapadas con suéteres en la banqueta del estacionamiento de un aeropuerto vacío. con una cajetilla de marlboro fresh y una botella de agua para compartir. estábamos sin más que dinamitar el tiempo con diálogos de caricaturas de la warner brothers. imaginando lo que haríamos al día siguiente cuando cada una llegara a su respectiva ciudad. de vez en vez nos acomodábamos la espalda cuando el cuerpo cosquilleaba. ella maldecía la aerolínea y a veces sonreía por el recuerdo del concierto al que fuimos. yo pensaba en las situaciones los contextos el destino. en si supiera premeditadamente que todo esto ocurriría y tuviera la posibilidad de elegir. escogería lo mismo. sin duda. un viaje de epifanías no tendría un mejor cierre que esperar catorce horas vagabundas en el aeropuerto. el deseo es un motivo. por eso el discurso budista falla. nadie que elimine el dolor para ansiar la iluminación puede cancelar el deseo. las ganas los motivos. mis horas de cara brillante por el sudor matutino. y la voz pendeja y chillona de la aeromoza por el megáfono: atención pasajeros cuyo destino es tijuana. sin embargo estábamos ahí: torpes samuráis intentando matar lo imposible con pistolitas de plástico. con nuestros crudos atuendos de quien no se ha bañado en días.