A PLK y AOGB y JED
Sometimes i wonder if the world's so small, can we ever get away from the sprawl?
Living in the sprawl [...] Quit these pretentious things and just punch the clock.
[...] I needthe darkness someone please cut the lights.
A.F. Sprawl 2
Decidimos que telepáticamente tendremos una borrachera involutiva. Es decir lo primero no es lo primero y acabaremos en 1999 malfumando un porro y escuchando el one hit wonder de los New Radicals. Finjo que sé que se: mi sudor: el agrio de muchas brown ales; ¡cómo odio la cerveza clara! (y sin embargo): sí, a veces: pero de todas formas. ¡Bah!
Contoneo noventero hacia su oreja y grito un lamento de me gustaría volver a las drogas. You cannot. Salivosa ríe y me felicita por tan peculiar puntada. No bromeo. I mean: I cannot. Imagino una carretera; siempre imanto la verticalidad como la clase baja en un plano cartesiano (la clase: desciende eterno presente: la carencia). Cómplices bailamos nuestra danza ritual de los nacidos bajo el signo chino de un perro: 1982 (ó 1962 que veinteaños no es nada). Nos mascoteamos la mollera que nunca cicatrizó y entonces, generalmente, el percance. Aquel era el bar de los treintañeros exitosos. Los que trabajan en una oficina y no tienen hijos y creen que lo han hecho bien todo y que merecen una cerveza importada: arremangadas las camisas del uniforme de la empresa tal. Y se embriagan y cantan e intentan recordar el estribillo de esa canción de Guns n' Roses cuando (¡uh!) hace mucho del baile ése y alguna vez pensé que mi existencia cambiaría el curso de la humanidad y heme aquí: arremangada la camisa de la empresa tal intentando recordar que lo merezco. Pero bueno. Bueno bueno bueno. Y tal.
Yo prefiero que el mundo una arquitectura nimia y la agorafobia ordenada en tetris: dentro de una caja de zapatos escolares. Hemos hablado mogollón de España y mola. Terminaremos dos semanas después en algún jardín de iluminados y que si la alquimia y el caldo y la alquimia un caldo todoslosdías que no sé qué. Te confieso que la moebius de mi columna me pellizca constantemente la ciática. Tú, anfitriona de un programa de cocina. Un programa de radio mental entre lo cariado de la boca: ¿por qué los dientes? Lo primero no es lo primero. Hace mucho, en 1999 yo pensaba que el mundo acabaría y tú ganabas un premio por tu novela. Con apostura usé muchas drogas en los parques de mi barrio: la gravedad me recordó que estaba sola en un subibaja con el culo dolido de tanto cascajo (de que nada me subiera siempre). Dije que usé muchas drogas porque creí que el mundo acabaría, lo prometió el canal cinco.
Reímos (sí, mucho, muchas veces). Una carcajada cosplay que llega a casa y se desmaquilla el oriente frente al espejo. Agradezco en un speech esponsoreado de muchas y diversas ales. Gracias al mundo esta capacitación en nada. Sabemos, amigas mías, hasta ahora que podemos vivir perfectamente con nada. Siempre.