Esta
película realizada por la cineasta neoyorkina de ascendencia iraní, Maryam Keshavarz, narra la historia de amor entre un par de adolescentes en la ciudad de Teherán. El
título no puede ser más atinado al fondo de la trama. Dos amigas, Atafeh y
Shireen, viven un despertar sexual en medio de la circunstancia moral-religiosa
de su sociedad. Pero ser mujeres no es el único drama de estas amigas, también
están la atracción (primero), el amor y la pasión (después) que nace en ambas
bajo condiciones no sólo misóginas, sino abierta, orgullosa y legalmente
homofóbicas. El clímax se centra en la clandestinidad de un amor oculto bajo la
complicidad de la "amistad" y la "determinada libertad" que les brinda el
pertenecer a cierta clase social: son mujeres conscientes de su situación y la
cuestionan.
La historia se sitúa en una Teherán
contemporánea. Atafeh es hija de una familia rica en Teherán, y sus padres le
dan cierta libertad y apoyan algunos de sus comportamientos; en su casa se bebe
alcohol y se baila en las fiestas, se escucha música occidental, aunque su hermano
mayor, Mehran, exadicto que recientemente vuelve al hogar familiar, lucha
contra su adicción con un comportamiento fanático y cuestiona la libertad que
sus padres le han dado a Atafeh. Mientras que Shireen, huérfana (en el
trascurso de la película se va esclareciendo la muerte de sus padres), vive con
su tío, mismo que se empeña en encontrarle un esposo para desafanarse de una
vez de la sobrina de dieciséis años. Atafeh y Shireen acuden a un colegio de mujeres y su ideal
de libertad tiene base en la fantasía occidental. En actos de cándida y
adolescente rebeldía, van a fiestas clandestinas en las que se desprenden del
hiyab, beben, se drogan, bailan, flirtean y cantan canciones en inglés. En una
de estas fiestas conocen a Hossein, un americano de ascendencia iraní,
inconforme con lo que sucede con las mujeres y los gays en Irán e interesado en
doblar la película Milk al persa. Esto las llevará a otros cuestionamientos y
acciones, apoyando la idea del doblaje que Hossein quiere hacer. Mehran se
enterará de esto para acusarlos con la policía de la moral. Pero Mehran no solamente
sabe del doblaje que su hermanita está llevando a cabo con sus amigos, sino de
su relación con su amiga Shireen, por la que también él se siente atraído. Y
hasta aquí dejo de contar porque esta situación deviene el mayor drama de la
película y su viaje rumbo al final.
Recalqué el atinado título que, en
persa, es Condición (Sharayet), traducido al inglés como Circumstance
(Circunstancia), pues me pareció interesante este concepto para hablar de amor.
Sí, es el amor, pero también sus circunstancias, es el fanatismo y también sus
circunstancias (lo que no se justifica, ni se juzga, solamente se expone). No
hay, en la película, situaciones consumadas, intransigentes, cerradas, sino
exposición de circunstancias. Incluido esto en el tema central, pese al amor
lésbico abiertamente tratado, todo es implícito, tenso, un foreplay más sensual
que cualquier escena explícita. Es el espectador quien intuye y consuma la
condición de lo que se expone. Incluso con Mehran, el hermano mayor, que no
sabemos, pero intuimos, fue el que llevó las grabaciones a la policía de la
moral. Porque (y aquí hay otra bastante pertinente focalización narrativa) todo
está en los tiros visuales de un circuito cerrado, de alguien que filma con cámaras
escondidas lo que ocurre en el hogar, otro recurso para contar la historia.
No es una película educativa ni
redentora. Política, claro que lo es, pero su propuesta transgrede otras cosas,
las fronteras se han ampliado desde Not without my daughter, Persepolis, Fire…
y trepar esta nueva barda es lo que busca Keshavarz (sin descuidar la forma). Aunque
sigue quedando esa cuestión de la fantasía occidental, no como base de
constructo (para no volver a gritar ¡Eureka!), sino como imitación de una
liberación blanca, descontextualizada: American Idol o una idea de la
revolución.
Es una buena película, intensa, con una historia de amor cándido pero
difícil por su condición. También el soundtrack vale mucho la pena.
Tráiler